El voto en blanco fue la tercera opción legislativa en Tucumán


Ya se conocen los nombres de los ganadores y de los derrotados. Y, a la vez, los resultados del escrutinio definitivo de las elecciones provinciales del 11 de junio permiten analizar las características propias de estos comicios. En ese sentido, uno de los aspectos más llamativos de esta contienda fue el alto porcentaje de votos en blanco, en especial, para los cargos legislativos. ¿A qué se debió este fenómeno?

La Cámara Electoral Nacional explica que se contabiliza como votos en blanco a “aquellos sobres vacíos o con papel de cualquier color, sin inscripciones ni imágenes”.

Es un sufragio válido -a diferencia del voto nulo-, aunque no suma ni resta a ninguna de las fuerzas en disputa, ya que “representa una manifestación de la voluntad del electorado de abstenerse de elegir entre las diversas propuestas formuladas en un sistema legal de sufragio, expresando así su disconformidad con todos los candidatos y candidatas, y con las propuestas formuladas por los partidos políticos”.

Así, esta herramienta que ofrece el sistema democrático carece de impacto al momento de definir los lugares de representación en los distintos ámbitos del Estado. De todos modos, permite que se efectúen análisis sobre la percepción del electorado respecto a la clase dirigente, sobre la oferta electoral e inclusive sobre el propio régimen de votación.

Los números del conteo final a cargo de la Junta Electoral Provincial (JEP) evidencian que el voto en blanco fue la tercera opción para la ciudadanía de Tucumán para la categoría “legislador”.

En primer lugar quedó el armado jaldista de Tucumán para la Victoria, con 178.588 sufragios (16.649 en la Capital, 99.074 en el Este y 62.865 en el Oeste).

El segundo puesto fue para la lista oficialista del Frente de Todos, con 158.617 adhesiones (13.460 en la Capital, 68.256 en el Este y 76.901 en el Oeste).

Y el “podio” se completó con el voto en blanco, que totalizó 130.576 electores (19.474 en la Capital, 34.588 en el Este y 76.514 en el Oeste).

Esta alternativa de sufragio tuvo tal impacto que, además de alcanzar el 10% de los participantes en Tucumán, alcanzaría para que una lista de candidatos obtenga siete bancas en la Legislatura: una por la Capital, dos por el Este y cuatro por el Oeste.

La incidencia de los “sobres vacíos”, en cambio, no fue tan alta en los cargos ejecutivos, lo que evidencia un marcado corte de boletas.

Por ejemplo, en la categoría “gobernador” se computaron 41.143 votos en blanco en la provincia. Esta cifra representa el 3,69% del total, por lo que esta modalidad de sufragio se posicionó en el cuarto lugar en el listado general, detrás de Osvaldo Jaldo (54,96%), Roberto Sánchez (33,29%) y Ricardo Bussi (3,95%).

Algo similar ocurrió en la elección para la Intendencia de la Capital. Aquí, el voto en blanco reunió el 4,69% del total (17.723 votantes), en una contienda que estuvo polarizada entre Rossana Chahla (41,96%) y Beatriz Ávila (40,32%), con el bussista Eduardo Verón Guerra (6,14%) en el tercer puesto).

En la categoría legislador, en cambio, el 5,16% de los vecinos de San Miguel de Tucumán se abstuvo de darle su apoyo a alguna de las 40 listas de candidatos que había en el cuarto oscuro.

El porcentaje más elevado se registró en el Oeste (el 16,81% del total), a pesar de las 19 boletas para esta categoría. En la sección Este, en cambio, la cifra alcanzó el 12,41%, cuando los electores podían optar por 10 nóminas diferentes.
 

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